Detrás de la genialidad del pintor holandés Vincent Van Gogh (1853-1890) se amontona
una lista interminable de diagnósticos médicos: epilepsia, demencia,
psicopatía, psicosis degenerativa, reacción esquizoide, tumor cerebral, psicosis
luética*, esquizofrenia, epilepsia psicomotoria y hasta envenenamiento por aguarrás.
Todas o
ninguna, no se sabe a ciencia cierta cúal de ellas padecía.
Una tortuosa vida, caracterizada por la depresión y la locura, la compañía de prostitutas, la automutilación de una oreja y su reclusión dentro de un manicomio, culminan con su internación voluntaria en un casa de reposo cerca de Saint‑Remy en Francia. Se pone bajo la tutela y cura del doctor Paul‑Ferdinand Gachet. Su fructífera obra continúa creciendo con una característica muy peculiar: la predominancia del color amarillo y el efecto corona, es decir, los halos cromáticos que circundan los cuerpos.
En un cuadro
de este periodo representará a su médico sentado con una flor
dentro un vaso.
El interés médico de este cuadro se centra en que las flores en la pintura son de la Digitalis purpurea (http://es.wikipedia.org/wiki/Digitalis_purpurea ) de cuyas hojas se extrae el digitálico lo que ha originado la hipótesis de que los problemas mentales de Van Gogh hayan sido expresión de una intoxicación con el digitálico que se le administraba en forma de infusión de hojas, usado erróneamente en esa época para tratar la epilepsia.
El interés médico de este cuadro se centra en que las flores en la pintura son de la Digitalis purpurea (http://es.wikipedia.org/wiki/Digitalis_purpurea ) de cuyas hojas se extrae el digitálico lo que ha originado la hipótesis de que los problemas mentales de Van Gogh hayan sido expresión de una intoxicación con el digitálico que se le administraba en forma de infusión de hojas, usado erróneamente en esa época para tratar la epilepsia.
Esta intoxicación se manifiesta con intranquilidad, confusión mental, ideas delirantes y un peculiar fenómeno llamado xantopsia, condición en la cual los objetos de color claro se ven con una fuerte predominancia de amarillo y aquellos oscuros se perciben como si fueran violetas.
Sin embargo,
la etiología de la xantopsia del artista, no puede ser atribuida solamente al
digitálico sino además al hecho de que Van Gogh era un asiduo bebedor de ajenjo, licor
extraído de la Artemisia Absinthium, muy conocido y degustado en el siglo XIX en medios literarios y artísticos (http://es.wikipedia.org/wiki/Absenta). Este licor contiene un compuesto químico
llamado tujone, que en cantidad excesiva es neurotóxico y produce xantopsia.
En síntesis, un complicado estado de desequilibrio se produjo por un efecto tóxico
inducido por una medicación destinada al tratamiento de otra
intoxicación.
Ésto sumado a la hipótesis plausible de que el
pintor era portador de catarata (condición en la cual el cristalino,lente natural del ojo, pierde su transparencia) o glaucoma (pérdida de las fibras nerviosas del nervio óptico), bien podrían haber condicionado
la predominante gama de colores y los halos aplicados en el periodo final de su obra (1886-1890).
Por todo lo dicho, podemos afirmar que las pinturas de Vincent Van Gogh sintetizan su percepción visual de un complejo y agitado mundo interno.
Sin embargo, pensamos que lo que cuenta es el resultado final, aquel que se presenta ante los ojos de quienes admiramos su obra.
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