El lagrimeo continuo en ausencia de llanto, por lo general de un solo ojo,
afecta dos niñ@s de cada cien. Se presenta entre las 2 a 6 semanas de vida, ya que antes de esta edad la secreción de lágrimas es escasa.
Los padres refieren que el bebé "lagrimea". A ésto, se le conoce con el término médico de
EPÍFORA.
Puede presentarse sola o asociada a signos de inflamación como dermatitis (inflamación de la piel periocular), secreción ocular, conjuntivitis crónica (prolongada en el tiempo) o recurrente (varios episodios), blefaritis (inflamación de los párpados), etc.
La causa más frecuente es un obstáculo en el flujo normal de las lágrimas a través de su sistema de drenaje. Este bloqueo puede ser debido a la ausencia congénita de una de sus porciones (agenesia), a un estrechamiento (dacrioestenosis) o a una imperforación.
Sistema de drenaje lagrimal
Las lágrimas ayudan a lubrificar el ojo y son un medio de defensa ante los agentes externos agresivos (polvo, arena, humo, etc). Se recambian constantemente: se producen y se eliminan. Esto ocurre a través de un sistema de drenaje que termina en las fosas nasales (esa es la razón por la cual cuando lloramos, necesitamos soplar la nariz).
El sistema de drenaje está compuesto por una serie de tubillos y válvulas que se inicia a nivel los puntos lacrimales superior e inferior, visibles en el ángulo interno del ojo, en el párpado superior e inferior respectivamente.
Luego, pasa a través de los canalículos lacrimales superior e inferior, que desembocan en el saco lacrimal mediante uno o dos orificios (según variantes anatómicas individuales). Desde aquí, las lágrimas pasan al conducto nasolacrimal (ya estamos en la nariz) y desembocan en el meato inferior (a 20 mm de la fosa nasal) a través de la válvula de Hasner que es una membrana ubicada en la porción más alejada del conducto nasolacrimal.
El origen del cuadro obstructivo congénito se debe generalmente a la ausencia de perforación espontánea de la válvula de Hasner.
El mecanismo del lagrimeo es similar a aquel de poner la tapa del drenaje en una tina, donde por acúmulo, el agua se desbordaría.
Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es clínico, basándose en la historia de lagrimeo e identificando las condiciones que empeoran el cuadro, como los casos de congestión nasal cuando el bebé esta resfriado.
A la exploración clínica, la compresión del saco lacrimal podrá producir reflujo de material mucoide o mucopurulento.
Se realizará además el llamado test de desaparición de la fluoresceína, un test no invasivo e indoloro que se basa en colocar una gota de tinción amarilla (fluoresceína) en ambos ojos y ver si al cabo de 5 minutos, éstas se drenan en la nariz. El ojo afectado mostrará
que la tinción no ha sido drenada.
El diagnóstico diferencial más importante es con el glaucoma congénito, donde al lagrimeo se asociará el blefarospasmo (espasmo del párpado) y fotofobia (molestia marcada con la luz).
Cómo tratarlo?
El 90% de las obstrucciones se resolverán espontáneamente antes del cumplimiento del primer año o con simple tratamiento médico de tipo conservador.
En casos de simple epífora es suficiente aplicar
un masaje hidrostático. Se presiona en el canto interno, en la región del saco lacrimal, sobre el plano óseo masajeando con un movimiento circular.
Compresiones repetidas, efectuadas correctamente, facilitarán el vaciamiento del saco, por aumento de la presión hidrostática, lo que permitirá vencer el obstáculo a nivel de la válvula de Hasner.
Para hacer una compresión en manera correcta, debemos primero conocer la anatomía y después recibir un entrenamiento por parte del/a especialista quien enseñará a los padres la técnica para realizarla y efectuará un control periódico del cuadro.
La manipulación sin estas elementales precauciones está contraindicada!
En el caso que aparezcan secreciones conjuntivales y se peguen las pestañas, estaremos frente a una complicación infecciosa. Se aconseja acudir a consulta para iniciar el tratamiento antibiótico con un
colirio oftálmico (1 gota cada 4-6 horas por una semana) y limpiar constantemente las secreciones con abundante agua hervida tibia.
No es aconsejable la automedicación.
Una complicación infecciosa más grave se presenta con secreción mucopurulenta(muco y pus), inflamación
marcada y dolor localizados en la región del saco lagrimal (dacriocistitis). Acudir inmediatamente a consulta.
La persistencia de epífora después del año de edad o asociado a conjuntivitis a repetición en niños pequeños se tratan generalmente con el sondaje de la vía nasolagrimal. Con este procedimiento sencillo pero muy delicado, se introduce una sonda finísima en el canal nasolagrimal para destaparlo. El tipo de anestesia y el momento para realizarlo varían según el caso. Tiene una eficacia aproximada del 90%. En algunos casos, la obstrucción puede volver a formarse y necesitar de un nuevo sondaje. Otras opciones de tratamiento son la intubación con tubo de silicona, la dacrioplastía y como último recurso, la corrección quirúrgica mediante una dacriocistorrinostomía.
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