lunes, 23 de abril de 2012

Ángeles hambrientos

Cuando era estudiante de Medicina, al tocar el tema de desnutrición infantil, aprendí que existen diferentes tipos, diferentes grados, los signos, el tratamiento, etc. Pero, cuando toca asociar la medicina con la sociología o, dicho en otros términos, la desnutrición con el hambre, esa ya es tarea difícil. Sobretodo para quien nunca ha pasado hambre.
Leyendo un artículo sobre el Hambre Mundial (en mayúsculas, porque por sus cifras es un verdadero monstruo, serial killer digno de respeto) descubrí además que hay dos tipos: el hambre coyuntural que es la hambruna que se presenta en las guerras o por hundimiento de una economía por ejemplo, y el hambre estructural, que seria aquella que presenta siempre en un país, ya sea por su política, su economía , etc. como en América Latina.


En este mismo artículo se menciona que existen lugares donde una madre tiene que hacer sopa de piedras cuando su hij@ le pide comida y luego de que el/la pequeñ@ la come, esperar que se duerma para que ya no piense más en su hambre. Muy difícil no? digo, que ya no piense en su hambre... A ver, sabemos tantas cosas, sabemos que existen dos tipos de hambre y que su desnutrición se puede poner en grados, etc. pero en hechos concretos, lo que siente este/a pequeñ@ es un gran vacío que duele en el centro de su pancita, tan profundo como un pozo negro sin fondo. Sobre cómo frenar ésto, no sabemos nada.


Sigo leyendo. Leo que cada 4 minutos un niño menor de 10 años muere y que cada siete segundos otro se queda ciego por falta de vitamina A. Lo comento a mi esposo y me dice: -me parece exagerado- y me pregunta: -uno se puede quedar ciego por carencia de vitamina A?- yo triste respondo: - SI -.
La carencia de vitamina A produce queratomalacia (la córnea se vuelve blanda y poco resistente), sequedad ocular extrema (xeroftalmia) y produce además ceguera nocturna.
En el altiplano, lo he visto. Los niños por la dieta que llevan, muy pobre en alimentos con vitamina A tienen defectos refractivos muy elevados. Con el calar del sol en el campo, ven poco.

Sobre la exageración a la que hace mención mi esposo, los datos me los ha proporcionado Jean Ziegler, sociólogo, relator especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, un experto en materia. Opina que en la actualidad "Un niño que muere de hambre, muere asesinado". 
Ziegler es un primer-mundista marcado para toda su vida por un encuentro en su juventud con el Ché Guevara. De ese encuentro con el guerrillero recuerda estas palabras: -¿"Ves esta ciudad?"- le preguntó el Ché señalando a Ginebra,   
-"es aquí donde está el cerebro del monstruo y es aquí donde debes luchar"-. Décadas más tarde, el suizo reconoce lo justo de aquella "estrategia de combate".

Yo no sé dónde se encuentre el cerebro del monstruo. Sé que la idea de pasar hambre sobre un suelo tan fértil, es muy difícil de digerir.

El combate lo podemos hacer desde nuestra trinchera personal, de la manera que encontremos apropiada y unirnos. Se aceptan sugerencias.



"Niños hambrientos"
Käthe Schmidt Kollwitz

La ONU ha planteado algunas ideas para frenar el Hambre el pasado Día Internacional de la Mujer:

Si quieres leer el artículo  de Jean Ziegler en su integridad, te dejo el link:
http://www.solidaridad.net/noticias.php?not=2988

1 comentario:

  1. Me parece muy interesante el artículo Ximena. Yo pensaba en lo increíblemente difícil de desarrollar una ideología, una sociedad, una estructura, que permita que los seres humanos vivamos con dignidad, cuando no muramos de hambre, lo cual me parece extremo. Freud decía hace más de un siglo que una de las labores imposibles era gobernar, pues se encuentra el gobernante con un Real que plantea cuestiones insalvables. ¿Qué se puede hacer al respecto? Ciertamente es compleja la respuesta. Somos cuerpos a merced del poder, y por tanto en una dialéctica que en ocasiones puede ser perversa, la dialéctica el Amo y el esclavo. Por supuesto al Amo del capitalismo poco o nada le importa la vida de las personas, sean estas niños o adultos. Al amo le interesa conservar el lugar de poder y reproducir un sistema inhumano. Para no extenderme mucho diré que pienso que lo peor que podemos hacer las personas que tenemos la suerte de no morirnos de hambre, de tener tiempo para estudiar, o leer es abandonar la labor política, es decir entregar culposa o dolosamente el poder a personas ignorantes y perversas, como sucede en diversos lugares del mundo. Es hora de hacer activismo y desde nuestro pequeño ámbito de acción, hacer algo efectivo por producir un sistema de vida más humano, más digno, quizás sin llegar a grandes ideologías, pero al menos desde el "uno por uno" producir un cambio efectivo, ese que el Amo niega. Dejemos de pensar en producir dinero, dejemos de consumir, humanicemos nuestra forma de ver a los otros.

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