Se cuenta
esta historia sobre una mujer, su hijo y Gandhi, llamado el Mahatma (gran alma en sanscrito).
El
muchacho era diabético y ponía en peligro su salud consumiendo azúcar.
La mujer
entonces decidió llevar al hijo ante la presencia del Mahatma sin importarle los
tres largos días de camino. Ella quería
que fuera el Mahatma en persona en decirle al muchacho de dejara de comer
azúcar, porque estaba absolutamente convencida de que su hijo lo escucharía.
Gandhi los
recibió, la escuchó y simplemente le dijo que regresara dentro de tres
semanas. Entonces la mujer tomó la
mano de su hijo y regresó a su pueblo.
Tres
semanas después, tocó nuevamente la puerta de Gandhi. El la recibió, la escuchó nuevamente pero,
ésta vez, se dirigió hacia el hijo y le dijo: “muchacho, no comas más azúcar”.
La mujer
se dirigió al Mahatma y le preguntó lo que cada un@ de nosotr@s quisiera
saber, dijo: “Tres días de camino me separan de tu casa. Estuvimos aquí hace tres semanas y nos
dijiste que volviéramos. Hemos
caminado tres días de ida y vuelta para estar frente a ti. Por qué no hiciste hace tres semanas lo que
hiciste hoy? Por qué no hablaste con mi hijo ese día?".
Con la mirada
serena detrás de sus característicos lentes, Gandhi miró a la mujer en una
forma que ella nunca olvidaría y le dijo: “Mujer, hace tres semanas atrás, yo
también era un goloso del azucar”.
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“Sé el cambio que deseas ver en el Mundo”
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http://laprimeraplana.com.mx/2012/04/02/a-subasta-lentes-de-mahatma-gandhi/
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